25 mayo 2008

Eurovisión, entre la profesionalidad y la falta de criterio

El festival de Eurovisión de ayer fue realmente un espectáculo por todo lo alto, con un altísimo nivel artístico, incluso en el caso de las canciones menos imaginativas.

Lo que salta a la vista es que prácticamente todos los países envían a artistas bien formados, a veces bie
n arropados por un marco artístico aceptable. Menos uno: España.

España está dentro de su línea esperpéntica, resultado de una falta total de criterio tanto de los responsables de Televisión Española, la cadena más rancia y chabacana de España desde que gobierna Zapatero, como también del público, que se deja llevar por un marketing feroz aupando a gran artista a quien no es ni eso, artista, sino un pelele haciendo el indio allá a donde vaya.

A
noche, la imagen de España ante los ojos de Europa fue más que patética. España, con su Chikilicutre y la cutrez máxima de su esperpéntica intervención en el plató, quedó bastante aislada, al igual que Zapatero en la cumbre de la OTAN celebrada recientemente en Bucarest. Lo que se pudo percibir también durante la retransmisión fueron los abucheos del público, siendo este chico disfrazado de chimpancé con toques infantiles el único en recibir abucheos por parte del público. Fue una actuación cuya cutrez apenas pudo ser disimulada por las bailarinas que revoloteaban alrededor de él, quedando completamente fuera de duda que el público ni siquiera sabría qué hacer con eso de los cuatro pasitos del supuesto baile sin gracia ni gancho.

Igualmente patético fueron
los comentarios de la voz del presentador invisible de TVE, calificando al representante español al principio como la gran apuesta de la gala, en contra de toda lógica. El altísimo nivel de los artistas de verdad, que casi todos tienen un currículum artístico bastante bueno, hizo palidecer a la aportación española, que sólo puede servir para cosechar desprecio por nuestro país por su bajísimo nivel y la total falta de respeto que supone enviar un timo como este para codearse con las demás 24 delegaciones. Sorprendete fue que a pesar de todo obtuvo 55 puntos, pues en otras ediciones España hasta se quedó en el último puesto con canciones bastante aceptables.

El debate (o lo que pretendía ser un debate) posterior a la gala, con la loca gritona insoportable de Boris Izagu
irre y otros contertulios discutidores profesionales sin criterio alguno, no fue otra cosa que seguir elogiando como buena la más patética de las participaciones españolas en el concurso. Los resultados de las votaciones fueron, al igual que el año pasado, más políticos que otra cosa, pues no se valora en absoluto la calidad de las canciones y su realización en el escenario, sino la vencindad de los países. Esto explica también que Portugal y Andorra votaran con tantos puntos a una "canción" tan mala cuando especialmente Portugal casi nunca vota a España aún siendo un país vecino.

Países que se libraron hace no mucho del yugo comunista de los rusos y otros que hace
aún menos tiempo se mataban entre ellos por razones étnicas tras deshacerse de la dominación serbia, ahora votan encantados a sus antiguos verdugos en lugar de votar por valorar lo que han escuchado y visto en el escenario. No me sorprendería que Rusia y algunos otros (hasta me lo podría imaginar en el caso del marketing de España) se hayan encargado de manipular las votaciones usando medios técnicos para aumentar las llamadas a favor de sus canciones en los respectivos países. Es difícil de entender que especialmente Estonia o Georgia voten a favor de Rusia. Grecia se beneficia de su posición económica dominante en la zona de los Balcanes para obtener el favor de muchos de los países de la zona. Poco se valoraron las actuaciones de países como Bosnia y Croacia, realmente originales y artísticamente bien ejecutadas, o de Islandia y Dinamarca, que transmitieron mucha frescura y alegría. La canción ganadora de Rusia se quedó bastante por debajo del nivel de otros como Armenia, Azerbaidjan o incluso Grecia, pero ganó por su poder como gran potencia imperialista del este.

Los países fundadores de la Eurovisión se quedaron, como siempre, marginados. Con el sistema actual de votación no llegarán nunca a ocupar los primeros puestos, aunque muchas veces tampoco se esfuerzan mucho por intentarlo. Italia ya se retiró del concurso hace años por no querer seguir apoyando esta merienda de negros. Los países fundadores harían bien en recortar sus aportaciones económicas a este evento si no se cambia el sistema de votación.

Una solución muy buena sería crear un jurado internacional compuesto por un experto por cada país y que voten todos por razones puramente
artísticas al finalizar el espectáculo. Los votos de los telespectadores podría mantenerse como un criterio adicional para decantar las votaciones más en un sentido o en otro, pero sin ser decisivos a la hora de valorar la calidad artística.

Es un escándalo que los nuevos miembros de Eurovisión, que en su mayor parte no aportan apenas medios económicos
y son subvencionados por los países fundadores de la UE, dominen el festival sin ceder apenas votos a Occidente. El antiguo bloque del este sigue unido como una piña, parece que añoran pasar otra vez bajo el yugo de Rusia. Llama la atención que Alemania se quedó al final, como casi siempre, un país con más vecinos que ninguno de los otros. No cuenta con muchas simpatías por sus aires de prepotencia, aunque por otra parte Rusia es mucho más prepotente y antipática que Alemania. También comete el error de mandar casi siempre canciones y artistas de poco nivel, pero desde luego, como país que más aporta económicamente a lospaíses del este podría merecer más votos, especialmente al ser votos políticos.

Suiza, en cambio, se quedó fuera
de la final a pesar de haber presentado una canción bastante buena en italiano, un idioma que ya casi no aparece en el festival desde que Italia se retiró. Lo que, en realidad, no tiene sentido es que los países fundadores no tengan que pasar por las semifinales, pues tal vez se esforzarían más al elegir las canciones que envían.

En resumen, lo que se oye de otros países y me han comentado amigos de Grecia, Alemania y hasta de Canadá, es que España ha dado una im
agen pésima. Pero esa es la España de Zapatero, la España de la chapuza, de la falta de criterio, la falta de realismo y la incapacidad de saber estar en el escenario internacional, un país que se mira sólo el ombligo y no presta atención a lo que ocurre en otras partes del mundo. El este nos está dando mil vueltas en muchas cosas, y eso se nota en este festival.

Es la decadencia de Occidente y, especialmente, la decadencia de España que hace que retrocedamos políticamente a niveles de finales del siglo XIX,
cuando Valle-Inclán describió con sus obras lo que es un esperpento, algo sin duda típicamente español.

3 comentarios:

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Armenia, Grecia y Ucrania estaban con muy buen nivel, tando físico como artístico. Y no puede ser que Reino Unido, que tenía una muy buena canción, solo tenga 6 puntos.

Un saludo

Atreides dijo...

Ucvrania quizás menos, pero les pasa como a Rusia, los vecinos votan con alta puntuación. Grecia habría merecido ganar antes que Rusia, es mi opinión, incluso Armenia antes que Grecia. Lo dicho: El nivel general era altísimo, sólo destaca España como la luz fundida del vagón de cola.

Claudedeu dijo...

Bueno: diría algo de Eurovisión, pero es que sinceramente, mis gustos musicales se han quedado muy atrás, en los años 60, y aún disfruto de Dylan y de Neil Diamond. Hablarán mucho del "La la la" y la compra de votos, pero ya se sabe que en la actualidad los países del Este se votan porque son hermanos y los gustos musicales se comparten, que no entienden lo que hace el Oeste, y vendría a ser lo mismo que un Americavisión: que Nueva York nunca votaría una canción dixieland. No me diga usted que no xD.