20 junio 2008

El congreso del Partido Popular (I)

Hoy ha comenzado el esperado congreso nacional del Partido Popular. Lógicamente, se trata de dar una imagen de unidad y entusiasmo después de la sucesión de catástrofes que se producía cada lunes, con retirada de líderes y personalidades importantes del partido, unida a la protesta de cientos o miles de afiliados contra el nuevo rumbo del partido.

Rita Barberá, que preside el congreso por celebrarse en Valencia, dio el discurso de apertura, impregnado de optimismo y energía, desde mi punto de vista un poco ajeno a la realidad.

Francisco Camps hizo otro tanto, con un discurso libre. Realmente demuestra tener muchas tablas, quizás más que Rajoy, al menos sabe hablar -además sin el siseo rajoyano- y ser convincente. Dijo que “el Partido Popular es el único partido nacional, y que tiene el mismo discurso en todos los sitios”, como mensaje de unidad y coherencia, pero la realidad me parece muy diferente después de las recientes manifestaciones de Rajoy y Gallardón. Evidentemente, se da más importancia a dibujar una imagen de mundo feliz ante la opinión pública en lugar de enfrentarse a los problemas programáticos.

Ese afán por dar por zanjados los problemas internos lo enfatizó Federico Trillo al decir: “Hemos vivido y superado el período más difícil del PP”. Yo pienso que este período no ha hecho más que empezar y el PP está lejos de haberlo superado, ya que los cambios estratégicos aún no están plenamente en marcha.

Después llegó Aznar y entra en la zona de presidencia. Atención a los gestos. A Esperanza Aguirre le da dos besos. A Gallardón un saludo como a los demás. Pasa dos veces, dos, por delante de Manuel Fraga. Y ni le mira. En una segunda vuelta por el sitio de Mariano Rajoy, que no en la primera, le tiende una mano y una fugaz mirada. Gestos semejantes se pudieron observar tras el discurso de Ángel Acebes, que ni saludó a Fraga.

Antes de dar su discurso Ángel Acebes, habló Pío García Escudero, también como si nada hubiera cambiado en el PP. En especial hizo referencia a los pactos necesarios con PSOE y nacionalistas por no ser un partido de cordón sanitario, mientras que los otros sí lo son. Así que el discurso del PP ha cambiado y no será el mismo en toda España.

El discurso de Acebes hay que analizarlo desde dos ángulos diferentes. Por una parte, trató de ser un discurso conciliador para animar a los afiliados a seguir fiel al partido y apoyarlo en todo momento. Lógicamente, Acebes quiere irse con la cabeza alta y de buen rollo, sin crispar a las diferentes familias dentro del partido, divididas básicamente por cuestiones programáticas

Con pasión homenajeó tanto a María San Gil como a Regina Otaola. “Con María San Gil a la cabeza, llevan luchando para que unos y otros tengan plena libertad”. Tras el gran aplauso añadió que Regina Otaola alzó la bandera española en Lizarza. Algunos parecían aplaudir más por obligación que por convicción, algo que se notó especialmente a Rajoy. Después de todo lo ocurrido, estas muestras de apoyo moral tienen la apariencia de hipocresía, aunque no dudo de que la mayoría de los presentes comparten la simpatía por estas dos luchadoras.

Pero en la parte final, Acebes hizo críticas muy bien formuladas, pero no menos contundentes.

“Si nos votaron casi diez millones y medio de españoles, es porque se sintieron representados por nosotros. Porque valoraron nuestras ideas, que son las suyas”.

Ángel Acebes dejó de hablar como secretario general del partido para hacerlo “como un simple militante”. Los mensajes fueron varios y los dio a modo de manifiesto para el futuro del partido:

“Yo quiero un partido popular unido”, alejado de “las camarillas, los bandos y las intrigas”. Quiere que el Partido Popular siga siendo “un poderoso paraguas en los que todos nos hemos sentido arropados y seguros”. Eso estaría muy bien, pero la realidad es muy distinta. No he visto más que camarillas, bandos e intrigas, que se sobreponen a la ideología y al programa.

“Tenemos que preservar el espíritu de equipo; tenemos que incluir a todos, implicar a todos e ilusionar a todos”. Con un criterio de incorporación basado en “el mérito”. Sólo se olvida algo: En el PP no se hacen méritos, se hacen contactos. Los grupos locales hacen poco por promocionar a gente válida y son controlados por los enchufados.
En este punto no faltó la referencia a los compañeros asesinados por ETA, algo que nunca se debe dejar de lado.

“Quiero un PP valiente a la hora de defender sus ideas y a su gente. Sí, a su gente." Y advierte: “En contra de lo que piensan algunos, menos PP no es igual a más votos. Cuando los socialistas nos instan a dejar de ser como somos, no lo hacen para echarnos una mano. Tampoco por un interés por España”, sino todo lo contrario. “Tampoco es cierto que el voto al PP sea incondicional o cautivo. Es un voto que se da en conciencia, que no se puede dar por hecho”. Hemos aquí una clara crítica al nuevo rumbo del partido y a lo que quiere hacer de él gente como Ruiz Gallardón.

“Nosotros no podemos defender un día la negociación con ETA y al día siguiente la derrota de ETA”. Y pone otro ejemplo, muy significativo: “Nosotros no podemos erigirnos como paladines de las libertades y dar la espalda a quien su derecho a hablar en castellano”. Porque, insiste, los ciudadanos que han confiado en el PP “no nos han votado a pesar de nuestras ideas, sino precisamente por ellas, defendidas con coraje y con total claridad”.

“Yo quiero un PP fuerte en el centro”. Pero ese centro “no lo marca el PSOE ni, menos si cabe, los nacionalistas. El centro no es la equidistancia entre la libertad y la tiranía ni tampoco la equidistancia entre la España constitucional y la federal.” “No hay nada más de centro que la defensa de la Constitución. No hay nada más moderno que defender las libertades.

“Yo quiero que el PP tenga un proyecto común para toda España y con una dirección nacional fuerte. El PP no puede ser la suma de 17 direcciones regionales, sino la suma de todos sus afiliados. De todos vosotros. ¡Vostros! Sois y debéis seguir siendo los únicos dueños del PP.”

Realmente, se trata de sus convicciones, que no son otra cosa que el ideario que hasta ahora defendía el PP y con el que ganó los votos de diez millones y medio de votantes. Estos puntos programáticos son los que deberían seguir rigiendo al partido y la renuncia a ellos seguramente fue la principal razón para la retirada de Acebes.

Acebes marca la diferencia con los que le precedieron con discursos más alejados de la realidad, pues ya no tiene nada que perder y puede permitirse decir las cosas con más claridad. En algunos momentos, Rajoy sí parecía emocionado, pero también estará consciente de que está traicionando muchos de los principios enunciados por Acebes. Así quedó patente después del discurso al saludar a muy pocas personas en la presidencia. Al igual que Aznar, Acebes no saludó a Fraga. Es evidente que los recientes cambios son, en parte, responsabilidad de Fraga. Subyace rencor y desacuerdo. Estará por ver lo que va a pasar mañana y pasado. En cualquier caso, no espero nada revelador de este congreso y mucho menos un impulso que motive a los votantes que le quedan al partido. Tal vez sea en las elecciones europeas cuando se vea más claramente quiénes tienen más razón: Los gallardonistas o los aguirristas, para llamarlos de alguna manera.

3 comentarios:

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

La entrada de Aznar...buffff. Ni caso a Rajoy, a mi me recordó a la foto de la OTAN en la que ZP está solo.

Atreides dijo...

Más solo aún se quedó Fraga, no le hacía caso nadie.

El Espantapájaros dijo...

Ciertamente este congreso es más interesante de lo que se esperaba. Parece que, al menos, Rajoy sí se va a llevar algunas críticas por cómo ha llevado el partido desde la derrota, lo cual es del todo justificable y oportuno. Es de risa ver a algunos progresistas, que antes denostaban a Rajoy con todas ssu fuerzas, defendiéndole ahora contra el malvado Aznar y el inexistente sector "duro".

Por cierto, muy bueno tu análisis. Espero al segundo.