23 enero 2009

Berlín y sus teatros (XVII): Wintergarten

El 31 de enero de 2009, el mundo de la cultura de Berlín Occidental recibió un nuevo golpe: Cerró el mítico teatro de variedades Wintergarten (Invernadero) situado en la parte occidental de la calle de Potsdam (Potsdamer Straße), no lejos de la Plaza de Marlene Dietrich, por quiebra a causa de falta de ingresos. Mientras tanto, la recreación bolchevique de lo que era antaño el otro teatro de variedades tan famoso como el Wintergarten, el Friedrichstadtpalast (Palacio de la Ciudadela de Federico) recibe inmesas cantidades de subvenciones porque - eso sí- los símbolos de la extinta Alemania comunista se tienen que mantener como sea, aunque no tengan ni público. (Dicho sea de paso: Lo que hoy es el Friedrichstadtpalast, una construcción de elementos prefabricados tan típicos para el régimen comunista, no había estado en la calle de Federico, sino más abajo, en la orilla del Spree, y era la única sala de renombre que quedaba en el este, dedicado principalmente a los funcionarios del partido comunista SED) y a los turistas que llegaban con divisas fuertes.


Reinauguración temporal: El 2 de octubre de 2009 se vuelve a levantar el telón en el legendario teatro de variedades Wintergarten -pero sólo durante seis semanas- para presentar cada noche un espectáculo muy especial titulado "Das gibt’s nur einmal, das kommt nie wieder“:- "Esto ocurre una sola vez, esto no se volverá a repetir jamás". Bajo este lema , el presidente del consejo de dirección de DEAG, Peter Schwenkow, inaugurará este espectáculo, que durará del 2 de octubre al 15 de noviembre de 2009. Se trata del espectáculo de burlesca "Black Flamingo". Lo que pasará después con el Wintergarten aún no se sabe.

Un mundo de ensueño bajo un cielo de estrellas

El "Teatro de Variedades más bello de Europa", una "Joya de los teatros de variedades","Seguramente el espacio escénico más bonito de Berlín" - estos son algunos titulares con los que elogiaba la prensa la belleza de la sala al ser inaugurada en 1992. El que haya visto alguna vez la sala del teatro del Wintergarten, sólo puede confirmar estas afirmaciones.

Nada más entrar en la casa, queda claro que este teatro de variedades es un tesoro muy especial. Maderas nobles, latón reluciente, terciopelo suave y espejos crean un ambiente especial. Las vitrinas de cristal en las paredes de la sala cobijan detrás de sus aproximadamente 300 m² de superficie de cristal los tesoros del teatro de variedades de su historia reciente de 16 años, combinados con los vestidos hermosos de "Mary“ (Georg Preuße), que él y su amigo Jack Amsler pusieron amablemente a disposición de la casa como préstamo.

Estrellas se iluminan cada noche en un cielo azul nocturno del Wintergarten, cuando los artistas internacionales entusiasman al público - exactamente el marco más idóneo para pasar una noche maravillosa, bien en solitario, acompañado o en el marco de una gala exclusiva.

Variedades es sinónimo de gran variedad - artistas internacionales de altísimo nivel en un ambiente único, combinados con las alegrías culinarias de un restaurante, constituyen una garantía para unas vivencias únicas y extraordinarias.

Las Variedades son algo muy especial, un arte, que se distingue de todos los demás géneros de entretenimiento en que es multifacética, internacional e independiente de la palabra hablada, y además es cercana y abierta para todas las generaciones: Los visitantes procedentes de todos los rincones del mundo pueden conocer así a la ciudad de Berlín desde un lado muy diferente, excitante. Hombres de negocio celebran aquí la firma de un contrato, participantes en congresos se reúnen a continuación de sus jornadas, parejas enamoradas viven una cena romántica de una manera muy especial, abuelos visitan el espectáculo junto a sus familias, estudiantes se encuentran con sus amigos - en resumen: El Wintergarten de Berlín es una casa que entusiasma y une a todo el mundo.

Tres espectáculos cada año

El Wintergarten quiere hechizar a su público con tres espectáculos al año. Desde 2007, la orientación artística de la casa está yendo por nuevos caminos y abandona para ello sin mucho pesar las viejas sendas del teatro de variedades clásico para sorprender a su público.

Es un entretenimiento que divierte y que ayuda a olvidar por unas horas el ajetreo diario. Este es el objetivo. Bajo la dirección de Frank Reinhardt, quien dirige la sala desde principios de 2007, se ofrece variedad en el programa que despierta la curiosidad siempre de nuevo. Los espectáculos cobinan, por ejemplo, la música clásica, la moda, la música pop, la danza y lo exótico con gran artística y elementos del teatro de variedades para crear así una mezcla siempre muy entretenida. Todos los espectáculos garantizan al mismo tiempo la perfección artística.

Los malabaristas y contorsionistas, los acróbatas y los cómicos, los icarios, los artistas de las antípodas y los paródicos presentan obras artísticas que sorprenden a todo eol público. Crean una situiación mágica, que es internacional, porque llega a todo el mundo. Nos introducen en otro mundo diferente, nos regalan momentos inolvidables y permiten vivir una noche única.

¿Se ha despertado su curiosidad? Pues ¡entonces deberá visitar el Wintergarten de Berlín! Pero quedan pocos días, justo una semana.

1880
Inauguración del Hotel central en la calle de Federico (Friedrichstraße) con un jardin de plaisanterie, también llamado invernadero, para los huéspedes del hotel.

La maravillosa sala de jardín al estilo de un palacio de crsital tiene una superficie de aproximadamente 2.000 metros cuadrados.

Está decorado con palmeras, arbustos y plantas trepadoras siempre verdes, fuentes y grutas. Invita a los huéspedes del distinguido hotel a pasear y es muy apropiado como marco para cenas rimbombantes y celebraciones. En este mismo año tienen lugar en él los primeros conciertos.


1884
El Wintergarten se convierte en un teatro de programación y cenas. Se presentan los primeros espectáculos de variedades.

1889
El renombre de la casa se consolida con artistas invitados famosos como Saharet, Mistinguett e Yvette Guilbert.


1895
Los hermanos Skladanowsky aportan un elemento extravagante al programa: En el escenario tiene lugar el estreno mundial del cinematógrafo.

1900
Entre los aproximadamente 80 teatros de variedades de Berlín, el Wintergarten es de los principales. Ya no hay ninguna novedad, ningún espectáculo sensacional y ninguno de los grandes artistas del entretenimiento que puedan prescindir de actuar en el Wintergarten.

La sala se covierte muy pronto en una especie de "Gotha“ de los teatros de variedades. En él actúan como artistas invitados muchas estrellas de la ópera y del circo: Las famosas Tropas de Chicas, artistas virtyuosos, los payasos Grock y Charlie Rivel, el equilibrista milagroso Rastelli al igual que el artista revientaataduras Houdini.

1920
En los años veinte son especialmente dos las caras que marcan la imagen del Wintergarten junto a las modas excéntricas y talentos originales: Claire Waldoff y Otto Reutter, la primera una cantante de chanson humorístico y el segundo un humorista de gran éxito.

1944
Después de 56 años en funcionamiento y una última representación el 21 de julio de 1944, el Wintergarten es destruido por un bombardeo. Con ello, el escenario más espectacular de la artística conocido hasta entonces en Alemania acabó entre escombros y cenizas. Sólo queda una leyenda con un gran nombre Teatro de Variedades Wintergarten.



1992
El 25 de septiembre de 1992 se reinauguró el teatro de variedades Wintergarten en la calle Potsdamer Straße con un estreno brillante glamuroso como homenaje al antiguo Wintergarten que entusiasmó inmediatamente a los berlineses y los visitantes. La prensa exclamó: ¡Berlín vuelve a tener su Wintergarten!

Mientras tanto, el Wintergarten no sólo disfruta de gran popularidad entre los berlineses. A lo largo de los primeros años contó más de un millón de visitantes.

El boca a boca y los medios de comunicación hicieron que el Wintergarten llegara también internacionalmente a un público muy amplio. El Time Magazine no lo recomendaba injustificadamente como consejo cultural para viajes a Europa, pues el Wintergarten, que en su programa puede existir sin palabras, superando así las barreras idiomáticas kennt, lo que hizo que se convirtiera rápidamente en un imán de público renombrado en todas partes.

Ahora ha llegado el fin de la sala. La política cultura de la ciudad, dominada por un ejecutivo formadio de socialistas y comunistas, lleva a un empobrecimienhto de la vida cultura en Berlín Occidental, mientras que subvenciona obras en el este de la ciudad que tienen poco atractivo, pero sí mucho interés político.

Se subvenciona una sala obsoleta y con programación poco atractiva en el Friedrichstadtpalast, por el solo hecho de ser la sala emblemática del régimen comunista (aunque su historia es igual de larga que la del Wintergarten).

Por otra parte, y tal vez precisamente debido a una política cultural equivocada durante décadas, la oferta de las salas berlinesas no se ajusta ya a los gustos de los ciudadanos y visitantes de Berlín. Los musicales y las variedades no son ya lo que pide el público.

El cierre del Wintergarten el 31 de enero, después del cierre del teatro político Tribüne (31-12-2008) y de varias salas más de Berlín Occidental a lo largo de los últimos años supone un serio aviso. Por una parte, los directores de las salas deberán repensar la programación, y por otra parte, el gobierno berlinés debería condicionar las subvenciones a que se haga un teatro de calidad que responda a la demanda real del público y no los deseos ideológicos de los gobernantes y de los directores artísticos.

El cierre del Wintergarten es consecuencia de ingresos insuficientes, lo que ha llevado a la quiebra de la sala, una sala que no contaba con subvenciones. Pero también simboliza el fracaso de una política que no sabe encauzar la oferta artística para garantizar la supervivencia de las salas de teatro sobre una sólida base de ingresos resultante del éxito de las representaciones en escena. El empobrecimiento cultural de Berlín tendrá también efectos negativos para su atractivo como destino turístico. Al fin y al cabo, en Berlín no sólo se deteriora la escena cultural, se deterioran las calles, la convivencia, la economía en general, los transportes públicos, la limpieza de las calles.

Pero es la ciudad que querían los ciudadanos al elegir un gobierno nefasto e inepto. Un poco como lo que pasó en España en marzo de 2008. Ahora tienen lo que se merecen los que lo votaron.

Vista panorámica de la sala: aquí



7 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre es una pena saber que se cierra un teatro, aunque el mero hecho de que centres tu crítica en el cierre de por qué ese y no otros ya desvela que al menos los berlineses han tenido dónde elegir.

Sin embargo, y por desgracia, el cine y la telebasura han desplazado hasta tal punto al teatro y los espectáculos escénicos que la gente ha perdido el gusto, en busca del morbo y los efectos especiales. También los gustos han cambiado, y las cándidas revistas y variedades burguesas ya no encandilan a un publico pseudo-intelectual-progre amante del "underground" que sólo va al teatro a que le recuerden lo miserable que es la existencia.

A pesar de no haber estado nunca en Berlín, tengo entendido que la sufrida ciudad del Spree es un hervidero de cultura, aunque en muchos casos sumida en un atolladero "underground" del que le cuesta salir y del cual se regocija. En general, me da la impresión de que la poderosa alemania ha perdido su norte, imposibilitada desde la Segunda Guerra Mundial a mirar hacia atrás debe mirar hacia delante y caminar con pies de plomo entonando desde hace más de sesenta años un neurótico mea culpa tan grande o mayor que el que arrastramos los españoles con la "leyenda negra".

Un saludo. Una magnífica idea volver a hablar de los teatros berlineses; estoy deseando que llegues al Schauspielhaus de Schinkel.

Atreides dijo...

Gracias, Pfunes, por tu comentario, que como siempre es acertado. EL problema de los teatros en Berlín es que no saben captar los gustos y el interés del público. El "underground" del que hablas sólo sobrevive gracias a las subvenciones. No es de recibo que el Deutsches Theater vival al 85% de subvenciones y pueda ofrecer una aunténtica mierda pinchada en un palo, aunque he podido ver que tanto el equipo directivo como los actores son de calidad, pero están ideológicamente marcados, lo que lleva a las desvirtuaciones del teatro clásico, por ejemplo.
El teatro de variedades ya no está de moda. Hace años que cerró en Madrid el famoso Scala Meliá, seguramente por lo mismo. Pienso desde hace tiempo que el circo y los números circenses no son de estos tiempos, más bien del siglo XIX. Llama la atención que ni siquiera las salas comerciales saben adaptarse y siguen la moda ideológica aún cuado supone su ruina (véase Theater am Kurfürstendamm). Le sfalta el sentido de la realidad y de saber modernizarse, es decir, saber lo que piede el público y ofrecerlo adecuadamente.
El Schauspielhaus lo trataré cuando haya estado en Berlín (será en febrero), ya que me falta material gráfico. Aún me quedan al menos cinco salas por comentar.

Anónimo dijo...

Será estupendo poder contar con información de primera mano de la genial obra de Schinkel. Es uno de los arquitectos que más ha influido en mi formación.

Siempre había pensado que ese "underground" era independiente pues representaba un Berlín alternativo a de la nueva Alemania reunificada. Ignorante de mí, no caí en que las políticas de izquierdas siempre apoyan y hacen suyos estos movimientos, por muy independientes que hubieren sido sus orígenes.

Desde que leo tu blog ha cambiado mucho la impresión que tenía sobre Alemania. Ahora estoy leyendo las memorias de Albert Speer y me da la impresión que desde Bismarck o el káiser Guillermo el industrioso pueblo alemán no ha contado con buenos dirigentes (resulta increíble como Alemania puedo producir tanto durante los últimos años de la segunda Guerra Mundial a pesar de los ataques aliados y la manifiesta incompetencia de la burocracia nazi), que además se me antojan tan malos como los nuestros, una prueba quizá que el progreso de una nación no depende de quienes la dirijan sino del espíritu emprendedor de sus gentes.

Una consulta aparte, ¿has oído algo sobre Tempelhof? ¿Se sabe ya que van a hacer?

Atreides dijo...

No estás equivocado sobre el "underground" de los primeros años después de la reunificación de Berlín, en aquel tiempo sí había una escena independiente que conseguía hacer cosas sin subvenciones. Sólo que al tomar el poder los socialistas (SPD) en coalición con los comunistas (SED>PDS>Die Linke), las subvenciones ya van casi sólo al este, aunque los recortes incluso comenzaron con Diepgen (CDU), que era como Álvarez de Manzano, bastante inútil en muchas cosas. Los recortes de financiación del Schiller-Theater o de la Freie Volksbühne ya se llevaron a cabo entonces, sólo que ahora está totalmente desequilibrado.

Tempelhof: Tengo nuevas informaciones. Una de las ideas más estrambóticas ha sido la de convertir las pistas en un burdel gigante. No tienen planes ni dinero, pero se trata de destruir un símbolo. En estos días recopilaré las novedades para informar sobre ello.

He puesto fotos nuevas del Wintergarten de su destrucción en 1944 y de su sala.

Anónimo dijo...

Perdona si me desvío un poco del tema, ¿un burdel gigante? Yo había leído algo sobre un museo de la aviación y la conversión de las pistas en un área verde con la inclusión de algunos espacios residenciales en los extremos para "amortizar" (lo cual es hasta cierto punto lógico, si bien hay pocos casos de aeropuertos que hayan cerrado; en Sevilla llevan años sin saber qué hacer con el abandonado aeródromo de Tablada). Pero lo del burdel gigante se lleva la palma, me recuerda a un profesor de proyectos que nos pedía siempre ideas originales para proyectos en emplazamientos recónditos y siempre se cabreaba porque nadie le planteaba un "puticlub".

Es una lástima que desapareciera el antiguo teatro, así como el resto de lo que desapareció con los bombardeos. Los aliados fueron muy crueles con el pueblo alemán, que en el fondo fue quien pagó con creces los errores de la política diletante de Hitler. Y creo que muchas de las faltas que tiene ahora Alemania vienen de la época en la que los aliados obligaron a los alemanes a avergonzarse de ellos mismos; tantos años de revanchismo al final cobran sus frutos. Al igual que en España, parece que ellos tampoco han superado los traumas (entendidos como el mal recuerdo) del totalitarismo y la Guerra mundial, como nosotros tampoco hemos superado los traumas del Franquismo y la Guerra Civil.

Por último, al respecto de lo que hemos venido comentando sobre las "subculturas" éstas pierden su carácter rompedor y/o contracultural al ser absorbidas por un estado que las subvenciona a modo de mecenas poco exigente, lo cual acaba generando un compromiso que degenera en propaganda. Y al paso que vamos, las auténcticas contraculturas acabarán siendo las culturas tradicionales.

Atreides dijo...

No es que quisieran convertir todo el aeropuerto en burdel, sólo una avenida, pero la idea en sí me parece gravísima. Según la senadora de obras públicas, una suiza, la propuesta ha quedado descartada, pero aún así llegó a la preselección y es muestra del pensamiento del alcalde, que por supuesto sólo supo de la propuesta por la prensa, como si no tuviera nada que ver con el cierre de Tempelhof.
Trataré de encontrar más detalles sobre los planes actuales.

Los aliados consiguieron lo que se propusieron: acabar con la identidad cultural de los alemanes al destruir casi todo su patrimonio cultural en las ciudades. Lo triste es que los políticos no hayan hecho el menor esfuerzo por recuperar lo perdido, y lo que podrían recuperar, lo destruyen con pastiches de cristal y hierro, sin imaginación alguna. Me pregunto qué pasa por la mente de un arquitecto que no es capaz de otra cosa que levantar un cubo con fachadas de cristal o que coloca elementos ultramodernos sobre estructuras clásicas sin buscar la armonía (ejemplo: Reichstag).
En eso está á sociedad alemana. El vocabulario está tan salpicado de americanismos que ni se entiende ya lo que quieren decir exactamente. No son capaces de pensar de forma coherente ni en su propia lengua, y no se puede pensar coherentemente en un pastiche lingüístico. Así, la cultura alemana ya sólo es un pastiche deformado incoherente y disarmónico, como lo acaba siendo el pueblo, cayendo en el tercermundismo en todos los ámbitos de la vida, el anafalbetismo, la desubicación identitaria y la deformación de las mentes por obra de la izquierda progre que se revuelca en su hiperrealismo escénico deprimente que no aporta a la sociedad ni conciencia histórica ni elevación del nivel cultural. Ese era el objetivo de la "destrucción total" por parte de los aliados. Una Alemania quebrada es garantía de la no competencia en los intereses hegemónicos de las grandes potencias históricas. Si la lengua constituía el último bastión de una cultura, su destrucción total iniciada con la reforma ortográfica aplicada por la fuerza en 2008 (iniciada ya en 1986 con el traidor Kohl) y la americanización galopante hacen el resto. O hay una inversión de la tendencia actual, o todo habrá acabado. Pero un pueblo formado en su mayoría por gilipollas sumisos al poder (aunque ese poder no sea legítimo, pero poder al fin y al cabo) quizás no merezca otra cosa que su destrucción total.

Anónimo dijo...

Realmente los aliados buscaban la alienación y la anomia para el pueblo alemán. Supongo que Francia seguía ávida de revanchismo y no había superado todavía la guerra franco-prusiana; y EEUU encontró la oportunidad perfecta para imponerse paternalistamente sobre Europa en general y Alemania en particular (a través del Plan Marshall: recordemos que a Berlanga se le pretendió abrir un proceso por las escena de "Bienvenido Mr. Marshall" donde una bandera americana cae por un desagüe -desde mi punto de vista un modo muy elegante de rechazar el imperialismo yankee). Al final el plan Marshall no fue sino una americanización de los gustos europeos y la importación forzosa del "New Deal" y el "American way of life".

Con respecto a lo de los arquitectos te puedo decir que en Alemania prácticamente se prohibió la reconstrucción de los monumentos históricos o anteriores a la guerra (muchos expedientes fueron falseados para permitir la demolición). Si a eso le unes que prácticamente se inhabilitó a todos los arquitectos que sirvieron en el tercer Reich, y que los nuevos planes de estudio se impusieron desde américa, tienes las horribles ciudades alemanas actuales, además de las injustificadas implicaciones políticas que se asocian al clasicismo.

A ese respecto el arquitecto Leon Krier hizo un análisis muy interesante de la situación alemana tras la posguerra en su monumental biografía de Albert Speer. Llegaba a la conclusión que la destrucción de Alemania, pero también la del resto de Europa, fue la excusa perfecta para los partidarios de la modernidad para hacer tabula rasa con el pasado y planificar la arquitectura y la sociedad a su antojo. Curiosamente, la Unión Soviética y su ámbito de influencia optó por el clasicismo y sus "columnas para el pueblo" como modo de oponerse a la sofisiticada modernidad que llegaba del capitalista EEUU.