14 junio 2009

Punto de inflexión para el bipartidismo

España está aún lejos de la evolución del espectro político en otros países europeos, tal vez porque treinta años de democracia sean demasiado poco tiempo para madurar, aunque parezca increíble.

Desde hace veinte años, con la desaparición del CDS, que se disolvió mayoritariamente pasando a formar parte del PP, en nuestro país ha predominado el bipartidismo, excepto en las autonomías dominadas por el nacionalismo de derechas e izquierdas, que siempre ha jugado malamente su papel de bisagra al usar su poder decisivo para el chantaje antes que para enmendar y mejorar los programas de gobierno de los partidos de gobierno nacional.

En Alemania y Gran Bretaña el bipartidismo se ha roto hace tiempo, aunque en Gran Bretaña el sistema mayoritario ha conseguido salvar el predominio de los dos grandes partidos (conservadores y laboristas) hasta ahora, con escasa irrupción de los liberales en el parlamento. Alemania sufre una transformación desde la adhesión de la antigua Alemania comunista a la República Federal de Alemania (lo que erróneamente llaman reunificación, que en todo caso es parcial, pero ejecutada con trampa legal) que ha llevado a un aumento de los partidos presentes en los parlamentos, lo que dificulta bastante la formación de mayorías de gobierno por la disparidad de ideologías.

En las elecciones europeas se esperaba que en España podría cambiar un poco la situación de estancamiento del panorama político, pero entre otras cosas lo que falla en España es la cultura política de la población, prácticamente inexistente no por último a causa de un sistema educativo dedicado al borreguismo más que a la transmisión de valores propios de una ciudadanía consciente y responsable. Así es que el enfoque nacional y barriobajero dado a la campaña electoral por parte de los dos grandes partidos PP y PSOE haya surtido efecto, pues como se ha visto, los mensajes centrados en Europa y temas paneuropeos no han llegado y los pocos votantes que han acudido a votar han elegido a los partidos sin tener ni siquiera en cuenta sus corruptelas varias y la debilidad de sus argumentos.

Mientras que Ciudadanos haya optado por el mensaje europeísta, UPyD se ha beneficiado del fango tirado por antiguos militantes del primero y de los votantes descontentos del PP. Incluso puedo imaginarme que la batalla de fango de ex Ciudadanos y aún-Ciudadanos puede haber contibuido a aumentar la abstención más que los votos de UPyD, aunque El Mundo y Jiménez Losantos nos quieran hacer creer otra cosa.

Lo que sí puede ocurrir a medio plazo es que los mensajes agotados y soporíferos de los dos grandes partidos contribuyan a la formación de alternativas políticas crecientes. Hay que pensar que el hartazgo de la población va aumentando y las mentiras de izquierda y derecha ya no cuelan. Un ejemplo de un posible cambio podría ser que ganen votos partidos que ni se conocen ni hacen campaña (como los antitaurinos) y que pueden irrumpir en los parlamentos cuando menos se espera (como el Partido Pirata de Suecia).

Estos cambios son atrevidos, pero pueden resultar efímeros cuando los mensajes y los programas tienen poca base. Estar en contra de la fiesta nacional puede tener muchos seguidores, pero ¿qué apoertación haría un diputado antitaurino a la política económica o educativa del país? Robar ideas a otros partidos puede tener el efecto deseado de convencer al electorado con ideas frescas (tanto López Aguilar del PSOE como Rosa Díez de UPyD se han dedicado a robar ideas de las que ellos mismos y sus organizaciones carecen), pero lo que no se defiende como algo propio fracasará a la hora de la verdad por falta de convicción y seriedad.

Tras estas elecciones europeas, España ha caído aún más en su estancamiento político. Rajoy ya tenía que haberse retirado tras su fracaso electoral de 2008. Su victoria en las europeas ha sido más bien pírrica, debida en gran parte a los elefantes muertos (Mayor Oreja y Vidal Quadras) mandados a Europa para que no puedan estorbar en España, y el discurso actual revela que se siente cómodo en su papel de oposición lánguida, pues hacerse cargo del marrón de sacar a España de la crisis no es muy apetecible.

Posiblemente, los próximos dos años van a ser sumamente aburridos y desalentadores. La crisis, como se nos anuncia y como yo mismo me atreví a anticipar en enero, durará al menos hasta 2011, sin que llegue la recuperación antes de 2012. Mientras tanto, saldrán más corruptelas de ambos lados. Los que saldrán ganando, tal vez, sean aquellos partidos que sepan trabajar seriamente en programas de gobierno realistas, alternativos y cercanos al ciudadano y que no se dejen amedrentar por los que pretenden aniquilarlos sembrando cizaña y provocando escisiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La gente no vota racionalmente, lo hace por "principio", sin pararse a mirar las políticas económicas ni educativas ni nada.

Al PSOE lo vota la gente porque se piensa que si gana el PP volverá la dictadura. Al PP lo vota la gente porque se piensa que con el PSOE volverán a quemar iglesias (aunque a muchos "sociolistos" eso les excita).

Tienes razón en que nuestra democracia, por mucho que se empeñen, no está madura (como tantos treintañeros/as en este país). Yo también creo que hacen falta nuevas caras y nuevas ideas que regeneren nuestra democracia. Pero con el sistema educativo borreguista que llevamos teniendo poco se puede hacer (máxime cuando si un niñato dice que no le gustan los pañuelos palestinos automáticamente lo califican como facha).

Un saludo