03 octubre 2009

Madrid 2016: El fatídico y "gótico" número 66

Curioso que fueran justo 66 miembros del COI los que apoyaran la candidatura de Río de Janeiro. Un número algo diabólico, casi gótico, tanto que lo sucedido con la familia Zapatero en Washington parece como un acto premonitorio inconsciente de lo que iba a pasar. Algo que, por otra parte, no extraña, porque tenemos un presidente del gobierno cenizo, gafe y muy hábil para dar al traste con cualquier esfuerzo por conseguir metas de progreso.

El análisis de los votos demuestra otra cosa más: Los miembros del COI deciden por egoísmo nacional y continental y no siguiendo criterios objetivos. Quizás sea ésta la causa principal para los problemas que azotan al mundo, porque el egoísmo va estrechamente ligado a la avaricia.

Especialmente en una Europa unida lo que tenía que primar es que los europeos estuvieran unidos como una piña para sacar adelante una candidatura europea, la única. Sin embargo, los países interesados en promocionar sus ciudades (casi todas ya tuvieron las Olimpíadas alguna vez) para los siguientes Juegos Olímpicos de 2020 hizo que se decantaran por Río de Janeiro, incluso a riesgo de que aquello podría acabar en fiasco, porque la única baza de la ciudad ganadora es que sea de Sudamérica.

En este sentido, es interesante apuntar aquí las diez razones que apunta el diario ABC que complementan las diez de ayer de El Mundo.

1. La rotación de continentes
El primer y gran escollo. Sólo una vez en la historia no hubo salto entre dos continentes. De Londres 1948 se pasó a Helsinki 1952. El resto de la historia de los Juegos sirve para contrastar que prevalece la alternancia. La próxima edición se celebrará en Londres en 2012 y Madrid aspiraba al 2016.

2. Europa apoyó a Río
La gran jugada estratégica y oculta que Río de Janeiro no ha expuesto nunca de forma pública. La candidatura brasileña contaba con un fuerte respaldo en un gran número de países europeos. Y eso se tradujo en votos seguros desde la primera ronda. ¿Por qué? Bastantes ciudades del viejo continente quieren organizar los Juegos de 2020. Los alcaldes de París y Roma ya han mostrado su interés por ser sede. Y en la recámara, hay otras capitales con nombre. Se habla de París, Praga, de Moscú, de Berlín...
Y para todos estos proyectos, lo peor que les podía pasar es que la elección de Madrid en 2016. Esto hubiera anulado su proyecto de inmediato. Si ya es difícil la concesión de los Juegos, como se ha comprobado, sin que haya rotación continental, no tendrían ninguna opción en 2020 con Madrid organizando los de 2016. En la delegación española había ayer mucha desilusión con el presidente del COI, Jacques Rogge, porque les había dicho que la rotación no era un factor clave.

3.
África también dio la espalda

El continente africano ha seguido muy de cerca la votación. Tenía un interés especial en ella. Su objetivo era que Brasil se alzara con la victoria para así jugar en el futuro la baza de que son el único continente que todavía no ha organizado unos Juegos. Su mensaje era claro: ahora le tiene que tocar a Río de Janeiro porque después iremos nosotros. Es por eso que ningún miembro de comités africanos dio su apoyo a la candidatura madrileña en las tres votaciones. Además, los pocos apoyos que podríamos haber arrancado del continente negro se los llevó Barack Obama por sus orígenes nigerianos. El presidente de los Estados Unidos, y la candidatura de Chicago, han realizado un ímprobo esfuerzo en estos últimos meses por ganar votos allí. Río les ganó la partida porque pesa más el interés de África en organizar ya unos Juegos en su continente.

4. Maldita repesca
Madrid volvió a perder fuerza en la segunda y tercera votación. En la primera fuimos los más elegidos, con un total de 28 votos, por los 26 de Río. A partir de ahí, los brasileños se llevaron el resto de votos de Chicago y Tokio. La votación final se cerró con 66 apoyos para Brasil y 32 para Madrid. Es decir, los cariocas habían recabado 40 nuevos votos, por 4 de los nuestros.

5.
El «lobby» no funcionó
Aunque la jornada del jueves fue eterna para la delegación española, al final no sirvió para nada porque se consiguió muy poco. Dicen los expertos que los miembros del COI tienen decidido desde hace tiempo a quién votarán en primera ocasión, pero que no saben qué harán después. El «lobby» sirve para recabar esos apoyos que pueden quedar huérfanos en las siguientes votaciones. La delegación española «pinchó» ahí. A pesar de las cincuenta reuniones que abordaron los Reyes, Zapatero, Gallardón y compañía, los miembros del COI nos volvieron a dar la espalda. Madrid 2016 no supo recabar los votos que había quedado sin dueño tras las eliminaciones de Chicago y Tokio. Y eso que la delegación madrileña se empleó a fondo el día anterior. Esta experiencia debe servir para el futuro, ya que a la capital de España ya se le han escapado dos Juegos Olímpicos por no saber arañar este tipo de votos. De solucionarlo, las posibilidades de éxito son enormes.

6.
El dopaje
La leyenda negra que ha sobrevolado sobre el deporte español ha pasado factura de alguna manera. Durante mucho tiempo, España ha tenido la vitola de ser un pequeño paraíso porque no había ninguna ley que penalizase el consumo y tráfico de sustancias dopantes. Jaime Lissaveztsky impulsó y creó la ley actual, que castiga al inductor con penas de cárcel. El Gobierno tuvo que modificar la ley quince días antes de aterrizar en Copenhague. Claro que en Brasil las garantías legales en esta materia serán máximas...

7.
Lula y Sudamérica
El presidente de Brasil ha sabido captar las adhesiones en América, Europa y África. Utilizó un argumento de peso: nunca ha habido unos Juegos en Sudamérica.

8.
Un COI de menos
Cuestión de números y, por elevación, de peso específico. En la Asamblea del Comité Olímpico Internacional (COI) había dos brasileños (Joao Havelange y Carlos Nuzman), dos americanos (Anita Defrantz y James Easton), dos japoneses (Chiharu Igaya, Sun-Ichiro Okano) y sólo un español (Juan Antonio Samaranch junior).

9.
Samaranch, menos peso
El presidente de honor del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, fue su máximo dirigente durante 21 años. Y su influencia es innegable en el seno de la organización, pero según cuentan en las esferas del olimpismo, el peso se mide por la presencia y la actividad. Samaranch apeló a su propia edad (89 años) «en el final de mis días» para recabar apoyos para Madrid. Pero no hubo éxito.

10. Faltaban los más grandes
Madrid presentó a Raúl como abanderado de su propuesta. Y atinó de lleno porque el capitán del Madrid fue uno de los grandes nombres de estos tres días en Copenhague. Zapatero telefoneó a los Lakers para pedir un permiso extra de Pau Gasol. Y Lissaveztsky estuvo en permanente línea directa con Nadal hasta el último momento. Ninguno de los dos pudo estar presente en Dinamarca. El pívot, porque ha empezado la pretemporada con el campeón de la NBA, y el tenista, porque vuelve a la competición en China. Nadal envió un mensaje de apoyo a toda la delegación española el mismo día de la votación. Desafortunadamente, de poco sirvió. Tampoco es que los deportistas cuenten mucho en esto.

Viendo las relaciones de voto, ahora se entienden algunas cosas. Tal vez por eso Zapatero se puso a hablar tanto de África, de una manera bastante torpe. Cuando Zapatero intenta jugar a gran estadista, la caga. Desde luego, la presentación de España fue bastante mala en general, por mucho que presuman de lo buena que ha sido, cuando en realidad era poco apta para convencer a los indecisos, si es que hubiera aún indecisos en el día de ayer. Más bien parece que todo estaba ya decidido de antemano. Por ejemplo, cuando le entregaron a Gallardón aquel diploma de agradecimiento, para mi estaba claro que todo estaba perdido.

A parte de repensar ahora lo que se ha hecho mal, queda por analizar la convenencia de una nueva candidatura a la vista de que la próxima vez lo intentarán al menos tres otras ciudades europeas más que han jugado bien su estrategia: No gastar dinero en una candidatura perdida de antemano, ganarse los votos de los que apoyaron a Río. A Madrid sólo le queda esta tercera oportunidad en serie, después ya no habrá más hasta dentro de al menos veinte años. Madrid tendrá dos ventajas que aprovechar dentro de cuatro años: No haber tenido nunca los JJ.OO. y no tener que sufrir los efectos adversos de un presidente cenizo que hunde la imagen de España en el mundo. Tal vez al gótico le siga el renacimiento de una España entregada por ahora a los bolsos ataúd.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

No siempre ganan los mejores, mas cuando se mezclan politica y deporte. Acabo de leer otra vision sobre este asunto
http://ceroizquierda.blogspot.com

Eugenio González Hoya dijo...

La verdad que no me sorprendió nada el resultado, el efecto Obama no funcionó como todo el mundo pensaba pero como siempre los americanos tenían un as debajo de la manga, y ese era apoyar a Rio de Janeiro. El motivo: GRANDES INTERESES ECONÓMICOS, no tengo ninguna duda.

http://pasearporlavida.blogspot.com/

Anónimo dijo...

No sabía que Obama tuviera orígenes nigerianos.