01 agosto 2010

Stephen Harper, el monstruo que quiere destruir Canadá

Stephen Harper, el monstruo de Ottawa
Los problemas en Europa y los problemas en Norteamérica son, en el fondo, los mismos. Responden a un plan que tantas veces ha denunciado ya Daniel Estulin en sus libros sobre el Club Bilderberg. Cada día aparecen nuevas pruebas del éxito de la estrategia de esclavización de la humanidad por ese grupo de traidores organizados sumamente peligrosos y que hace dos meses celebraron su reunión anual en Sitges (Barcelona). Por algo lo harían en España, igual que lo hicieron en Grecia el año pasado. Todos vemos lo que ocurre en Grecia y todos vemos lo que ocurre en España. No son necesariamente los gobernantes que ejecutan los planes y las órdenes de Bilderberg. Pero si éstos son lo suficientemente lerdos, tienen aún más utilidad para el Club. Zapatero lo es. Y todo su equipo lo es.

Mi amigo bloguero Montreal Simon analiza constantemente lo que ocurre en el Reino de Canadá. Canadá tiene un primer ministro que estoy convencido está al servicio incondicional del Club Bilderberg. Como se sabe, Bilderberg trabaja en la destrucción de toda identidad nacional y tiene por objetivo a medio plazo la destrucción de Canadá como nación. El separatismo de Québec, la provincia francófona de Canadá, siempre ha sido agitado por los Bilderberger, aunque -por suerte- sin el éxito esperado. Quizás porque los canadienses son más listos y más sensatos que estos mafiosos dirigidos por Rockefeller y Brzezinski. Y quien no se haya dado cuenta aún: En EE.UU. gobierna Brzezinski, no Obama. Obama es sólo el muñeco que nos muestran. Y obsernado la diabólica mirada de Brzezinski, todo queda claro.

Según cuenta Simon, "Harper siempre ha sido un pro-estadounidense. Llama a Canadá un estado de bienestar de segunda. Intetó durante 14 años destruir el sistema médico canadiense.

Secuestró los altos valores canadienses, trató de avergonzar a los canadienses cara al mundo, y ahora persigue la historia canadiense.

En 1666, Jean Talon, el gobernador de Nueva Francia, realizó el primer censo de población de Canadá. Los encuestadores visitaron comunidades como Montréal, Québec Ciudad y Trois-Rivieres.

Fue un momento clave no sólo en la historia de Canadá, sino en la historia de la técnica del censo, el primer censo moderno en el mundo occidental.

Fue algo de lo que se podía ser orgulloso. Una historia de éxito canadiense. Las estadísticas de Canadá se respetan y admiran por mucha gente en todo el mundo.

Ahora, Stephen Harper y sus diabólicos conservadores intentan detruir esta tradición, porque los ideólogos alienígenas piensan y actúan como tea baggers*.

Resultó fácil reirse cuando el ultraconservador movimiento del Tea Party anunció su boicot al Censo de EE.UU. Pero es algo más cuando el goberno canadiense promueve por sí mismo una cultura de la paranoia al insinuar que el censo de  formulario largo es una especie de grotesca invasión del ámbito privado, o un plan secreto liberal.

Aún cuando su ideología enloquecida nos sumiera en la oscuridad de la ignorancia.

Incluso si nos alejara de ser los líderes de los censos.

Para convertirnos en IDIOTAS del censo...

Censo para Conservadores. Una guía para acabar con toda información esencial canadiense.



Pero, entonces, ¿por qué se sorprenden?

Susan Crean recordó encontrarse con un político jóven, de ojos azules, en una conferencia sobre derecho constitucional en Calgary en 1992. Cuando el hombre se percató de que ella era la coautora de cierto libro sobre la dominación estadounidense de los políticos canadienses y quebequeses, el hombre le respondió: "No se le debería haber permitido escribir este libro."

"Evidentemente", dijo Susan Crean, "Harper estaba aún enfadado por haber tenido que leer el libro en la universidad. Desde su punto de vista, el libro era una traición al país. Sus palabras y su hostilidad abierta me afectaron de tal forma que abandoné de inmediato el comedor."

Porque para
Stephen Harper el deseo de convertirnos en EE.UU. no es sólo una cuestión intelectual, es VISCERAL. Y siempre ha sido un hombre violento y le gustaría ser dictador.

Cualquiera que sea mínimamente familiar con la extensa literatura de estudios de gestión sabrá reconocer el estilo del primer ministro: mandón, violento, frío - o dicho en un lenguaje más académico, "explotador-autoritario".

Este tipo de líder, dicen los expertos, "tiene poca consideración por la gente y utiliza tretas y otros métodos basados en la intimidación para obtener aprobación. La comunicación va casi siempre enteramente hacia abajo..."

Entonces, ¿qué podemos hacer? Unirnos, organizarnos, anteponer nuestro país a los partidos y alejar a estos ladrones y estos AmeriCons del poder antes de que sea demasiado tarde.

Y por supuesto, ayudar a difundir este mensaje: Stephen Harpery sus tea baggers quieren sumirnos en la ignorancia, destruir nuestra historia, convertir a nuestro país en una jungla de brutos y a los canadienses en idiotas."

Esto nos suena en España. ¿No es esa la política de los socialistas liderados por el zopenco más grande jamás elegido primer ministro de nombre Zapatero?

"Pero ¿vamos a querer que suceda? 

Porque somos jóvenes, pero no tontos. Nuestra historia nos salvará.

Si estructuramos la historia como canadienses frente a los tea baggers, no podremos perder.

Y nosotros reconocemos a un monstruo cuando lo avistamos..."


Confianza!!! Libertad!!! Tortura!!! - Papá, ¿quien es este hombre tan cicatrizado? - Es Harpo, el hombre monstruo yanqui.

*tea baggers equivale a "chupapollas", literalmente a "chupaescrotos" (en sentido figurado las "bolsitas de té"), pero se usa también para denominar a los seguidores del movimiento del Tea Party. Más detalles en Wikipedia.  

 

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