18 mayo 2014

La Fuerza [centrífuga] de la [Des]Unión


Desde que empezara la crisis de Ucrania, pero especialmente desde que Rusia recuperara la soberanía sobre Crimea tras un juego bastante sucio para forzar la autodeterminación, con milicias prorrusas de por medio, la Unión Europea ha demostrado ser todo menos una unión y que tiene todo menos fuerza.

Curiosamente, en la campaña electoral europea en España el tema de Ucrania y el forcejeo entre UE, Rusia y EE.UU. ha quedado en el olvido, cuando la situación creada en el este a partir de las protestas en la plaza del Maidán de Kiev ha dejado a descubierto que la UE no es más que un club de parlanchines, de tertulianos, de tigres de papel y de burócratas ajenos a la realidad.

Es un triste espectáculo que 28 países europeos no tengan ni voz ni voluntad de consensuar una política exterior sólida que convierta a la Unión en una potencia mundial tomada en serio. Ni siquiera internamente la UE tiene autoridad suficiente para poner a los 28 en línea.

Los problemas de disciplina comunitaria ya son antiguos. Probablemente se trate de una enfermedad crónica de esta Unión Europea, porque sus objetivos prioritarios son de carácter económico, centrados en intereses económicos de los lobbies de los grandes grupos empresariales, mientras que los intereses ciudadanos quedan relegados a un lugar subordinado, cuando éstos serían de mucho más fácil solución que los primeros.

Firma del contrato con Gazprom
El último ejemplo de desunión es la política actual de Bulgaria. este país balcánico gobernado actualmente por una coalición entre socialistas y la minoría turca, no sólo adolece de un alto grado de corrupción, sino además por practicar una política prorrusa hasta un punto que casi se podría hablar de alta traición.

Resulta que de acuerdo con información facilitada por el servicio secreto alemán BND, Moscú está trabajando a marchas forzadas para convertir a Bulgaria en su cabeza de puente en la UE, lo que podría llevar a una división interna en la Unión.

El presidente ruso Putín lleva tiempo intentando parar los pies a Occidente ante los intentos de ampliar la esfera de influencia estadounidense (OTAN, UE) hacia países como Ucrania y Georgia. Y para ello cuenta con el servilismo de los antiguos comunistas, ahora llamados socialistas, donde aún tienen el mando los antiguos cuadros de funcionarios del PC búlgaro, antiguos miembros de los servicios de inteligencia y de los oligarcas búlgaros extremadamente ricos que hacen sus negocios con los oligarcas rusos. Y no olvidemos que Bulgaria es un estado miembro de la UE.

El magnate más influyente de la economía búlgara es el banquero Svetan Vassilev, quien canaliza a través de su banco KTB la mayor parte del dinero procedente de Rusia destinado a aquella parte de la industria búlgara que está bajo control estatal, especialmente el sector energético.

Las relaciones entre el gobierno búlgaro y Rusia son tan estrechas que Moscú incluso ejerce influencia a la hora de promulgarse nuevas leyes. Hace dos semanas aparecieron informes sobre cartas confidenciales del consorcio energético ruso Gazprom, dirigidas al Ministerio de Economía en Sofia. Según dichos informes, el consorcio ruso hizo llegar así a los responsables del ministerio redacciones concretas para leyes a promulgar. Especialmente afectan al gasoducto South Stream, que sirve para transportar el gas ruso a través de Bulgaria hasta Austria. Gazprom lleva el control del proyecto de varios miles de millones de euros, lo que disgusta bastante a la Comisión Europea.

El proyecto de ley prevé que en su tramo búlgaro el gasoducto sea considerado tramo de interconexión para sustraerlo a las normativas comunitarias. Según el Comisario de Energía, Oettinger, la UE tomará medidas legales para que Bulgaria cumpla las disposiciones comunitarias.

Pero los socialistas búlgaros se escudan en sus compañeros europeos, especialmente el presidente saliente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien no dudó en apoyar la campaña electoral de los socialistas búlgaros. El presidente de los socialistas búlgaros quiere convertirse en comisario europeo.

El presidente de la república búlgara, Rossen Plevnelyev, que no pertenece a ningún partido, lucha abiertamente contra su gobierno, porque quiere mantener la orientación occidental de Bulgaria y reducir el poder de influencia de los oligarcas en su país. "Se trata de defender los valores europeos, la libertad y la paz en nuestro continente", dijo en su reciente visita a Alemania. Y mientras tanto, el ex canciller alemán Gerhard Schröder, íntimo amigo de Putin y que trabaja para una compañía de Gazprom desde que dejó ser el jefe del ejecutivo alemán, prepara su intervención en la campaña electoral búlgara para apoyar a sus compañeros prorrusos.

Todo esto demuestra que ni siquiera los políticos socialistas occidentales actúan con lealtad a la Unión Europea. Por ello hace falta un cambio significativo en la política europea, porque si la UE no es capaz de alcanzar un  mayor grado de unión y de consenso en materias fundamentales como la política exterior, la política macroeconómica y la política fiscal, las fuerzas centrífugas van a ir a más.

Para conseguir una unión fuerte hacen falta unos Estados Unidos de Europa, con claras competencias centrales en materias esenciales. No puede ser que muchos países sigan una política exterior como hace décadas sin velar por los intereses comunes europeos.

Ciudadanos Libres Unidos aboga por esta Europa federal que esté gobernada por órganos elegidos por los ciudadanos, no por órganos autonombrados no sometidos a un control exhaustivo por el Parlamento Europeo como cámara responsable del 100% de la legislación y con capacidad de vetar decisiones de los órganos ejecutivos que no se ajustan a los intereses comunes europeos.

Mientras algunos otros partidos usan sin ton ni son lemas como "La Unión hace la fuerza" y "La Fuerza de la Unión", Cilus sí se ocupa de temas europeos y dice cómo la Unión puede alcanzar realmente la fuerza que necesita tener para tener un futuro como una verdadera unión de estados.

Pedro Schwenzer
Candidato Nº 2 al Parlamento Europeo por Ciudadanos Libres Unidos (Cilus)

Basado en el artículo publicado por el semanario alemán DER SPIEGEL Nº 20/2014, "Im Klammergriff des Kremls"
Enlace a la información de Gazprom sobre el contrato para controlar South Stream Bulgaria




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